*Investigación propia, en ningún caso publicaríamos investigaciones de nuestros alumnos
La obesidad es mucho más que un aumento de peso; es una enfermedad crónica caracterizada por una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, que trae consigo serias consecuencias para la salud física, mental y social. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue en 1997 cuando se reconoció como una enfermedad debido a los graves riesgos que implica para la salud (OMS, 2000). En esta entrada, abordaremos su definición, las causas principales, el diagnóstico y la clasificación, con el fin de proporcionar una base completa para aquellos interesados en desarrollar proyectos de investigación en esta área.
Definición y Factores Causantes de la Obesidad
La grasa corporal es esencial para el funcionamiento del organismo. Entre sus funciones principales se incluyen la regulación de la temperatura corporal y la reserva de energía. En condiciones normales, representa entre el 10 y el 15% del peso corporal en hombres y entre el 20 y el 25% en mujeres (Ciangura et al., 2017). Sin embargo, la obesidad surge cuando existe un desequilibrio entre la ingesta de energía (calorías) y el gasto, lo que lleva al almacenamiento excesivo de triglicéridos en el tejido adiposo. Este proceso, generalmente, se debe a una combinación de una dieta hipercalórica y baja actividad física, aunque existen otros factores, como la calidad de los alimentos consumidos. El consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en calorías y de bajo valor nutricional, facilita la ingesta excesiva de energía, mientras que los alimentos menos procesados, que aportan mayor densidad nutricional, generan mayor saciedad y pueden ayudar a prevenir el exceso de peso (Martí et al., 2021).
Diagnóstico de la Obesidad: Técnicas Antropométricas y Evaluación
El diagnóstico de la obesidad es esencial para determinar su tratamiento adecuado y debe ser realizado por un equipo médico, incluyendo nutricionistas y profesionales de la salud en atención primaria. Las técnicas antropométricas son las más utilizadas para determinar la cantidad de tejido adiposo y el grado de obesidad de una persona. Estas técnicas incluyen el Índice de Masa Corporal (IMC), el Índice de Cintura-Cadera, la Circunferencia de Cintura y el Índice de Cintura-Estatura (Rosales, 2012).
- Índice de Masa Corporal (IMC): El IMC se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado (peso/talla²). Es una herramienta ampliamente utilizada por su facilidad de uso y bajo coste, aunque tiene limitaciones al no diferenciar entre masa grasa y masa magra. Además, no tiene en cuenta otros factores como el nivel de hidratación y el peso muscular. En adultos, un IMC igual o superior a 30 kg/m² se considera obesidad, la cual se clasifica en diferentes grados: obesidad moderada (Grado I, IMC de 30-34.9), obesidad severa (Grado II, IMC de 35-39.9) y obesidad mórbida (Grado III, IMC ≥ 40) (Ciangura et al., 2017; Moreno, 2012).
- Índice de Cintura-Cadera y Circunferencia de Cintura: Estos métodos permiten evaluar la distribución de la grasa corporal, que es un factor clave en la evaluación del riesgo cardiovascular. La Circunferencia de Cintura, que mide el perímetro abdominal, es útil para detectar obesidad central, mientras que el Índice de Cintura-Cadera se utiliza para determinar el riesgo cardiovascular de forma independiente al IMC. Se recomienda que la Circunferencia de Cintura no exceda los 102 cm en hombres y los 88 cm en mujeres, ya que estos valores están asociados a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares (Marín-Echeverri et al., 2015; Martí et al., 2021).
- Índice Cintura-Estatura: Este índice también se utiliza para identificar el riesgo de obesidad abdominal y su relación con el síndrome metabólico, siendo un buen predictor del riesgo metabólico (Rosales, 2012).
Clasificación de la obesidad según el IMC
La obesidad se suele diagnosticar mediante el Índice de Masa Corporal (IMC), que calcula la relación entre el peso y la altura de una persona (peso/altura²). Aunque este método es fácil de aplicar y económico, tiene limitaciones, ya que no distingue entre tipos de tejido corporal, hidratación o masa muscular (Gutiérrez, 2020). En adultos, la obesidad se define a partir de un IMC igual o superior a 30 kg/m² (Ciangura et al., 2017; Moreno, 2012), y se clasifica en distintos grados de acuerdo con el nivel de riesgo para la salud.
Clasificación | IMC (Kg/m²) | Riesgo para la salud |
---|---|---|
Normopeso | 18,5 – 24,9 | Promedio |
Exceso de Peso | ≥ 25 | |
Sobrepeso o Preobeso | 25 – 29,9 | Aumentado |
Obesidad Grado I (Moderada) | 30 – 34,9 | Aumento moderado |
Obesidad Grado II (Severa) | 35 – 39,9 | Aumento severo |
Obesidad Grado III (Mórbida) | ≥ 40 | Aumento muy severo |
Esta clasificación del IMC ayuda a identificar diferentes grados de obesidad y sus riesgos asociados, facilitando un enfoque adecuado en el tratamiento y manejo de esta condición (Moreno, 2012).
Clasificación de la Obesidad en Niños y Adolescentes
La clasificación de la obesidad en menores de 19 años es compleja y depende del criterio utilizado. Existen diferentes referencias según la OMS, el International Obesity Task Force (IOTF) y la Fundación Orbegozo. La OMS utiliza el IMC ajustado por edad, tomando en cuenta desviaciones estándar de 1 a 3, dependiendo de la severidad (Chacín et al., 2019). Por otro lado, los criterios del IOTF se basan en percentiles, definiendo obesidad cuando el percentil es mayor de 97 y sobrepeso cuando es mayor o igual a 85 (Aranceta-Bartrina et al., 2020). La Fundación Orbegozo sigue las curvas de crecimiento específicas para España, lo que suele dar lugar a prevalencias más bajas de obesidad en comparación con los criterios de la OMS (Ajejas et al., 2018).
Métodos Alternativos de Diagnóstico
Para suplir las limitaciones del IMC, se han desarrollado métodos adicionales que permiten una evaluación más precisa del porcentaje de grasa corporal:
- Ecuación de Deurenberg: Esta fórmula permite calcular el porcentaje de grasa corporal utilizando el IMC, la edad y el sexo, estableciendo el rango de obesidad en un porcentaje superior al 15-20% en hombres y al 25-30% en mujeres (Moreno, 2012; Gutiérrez, 2020).
- Medición de pliegues subcutáneos: Este método, que implica la medición de grasa en áreas específicas del cuerpo, es útil para calcular la grasa subcutánea, aunque no se recomienda en personas con obesidad severa debido a su dificultad de aplicación (Moreno, 2012).
- Métodos avanzados: En casos donde se requiere precisión, se puede recurrir a técnicas como la resonancia magnética, tomografía computarizada, absorciometría dual de rayos X (DEXA), densitometría y bioimpedancia. Estas técnicas permiten una evaluación detallada de la masa grasa y magra, y aunque tienen un costo elevado, aportan un valor adicional al diagnóstico. La DEXA, por ejemplo, analiza la masa ósea, magra y grasa de manera regionalizada, mientras que la bioimpedancia utiliza corrientes eléctricas para diferenciar entre grasa y agua en el cuerpo, siendo útil en personas sin desbalances electrolíticos o hídricos (Lecube et al., 2017; Gutiérrez, 2020).
La Distribución de la Grasa y el Riesgo Cardiovascular
La distribución del tejido adiposo es clave para comprender los riesgos asociados a la obesidad. La acumulación de grasa en la región abdominal, conocida como obesidad central o “androide”, está directamente vinculada a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer, en comparación con la grasa que se acumula en las caderas y muslos, o “genoide” (Ciangura et al., 2017; Marín-Echeverri et al., 2015).
- Circunferencia de Cintura y Índice de Cintura-Cadera: La Circunferencia de Cintura, que mide la grasa abdominal, tiene una alta correlación con el riesgo cardiovascular. Por su parte, el Índice de Cintura-Cadera es también una herramienta importante, aunque presenta variaciones por factores como etnia y edad, siendo mejor predictor del riesgo de enfermedades cardiovasculares en algunos estudios (Rosales, 2012; Cedeño et al., 2015).
Conclusión
El diagnóstico de la obesidad es una tarea multidimensional que requiere del uso de herramientas adaptadas a cada situación. A pesar de que el IMC sigue siendo una medida accesible, la utilización de otros métodos, como la Circunferencia de Cintura y el Índice Cintura-Cadera, junto con métodos avanzados, brinda una evaluación más completa y personalizada, lo cual es crucial para una intervención adecuada. Estos métodos también permiten estudiar la obesidad desde diferentes perspectivas, ayudando a desarrollar investigaciones en profundidad que exploren los factores y riesgos asociados a esta enfermedad.
En TuProfesorTFG, entendemos que la obesidad es un tema de relevancia y complejidad en la investigación académica. Si estás desarrollando un TFG, TFM o tesis en esta área, nuestro equipo de asesores está preparado para apoyarte en cada etapa del proceso, desde la revisión de la literatura hasta el análisis y la discusión de resultados. No dudes en contactarnos para obtener una asesoría especializada. ¡Juntos, podemos ayudarte a desarrollar un proyecto de calidad!
*Investigación propia, en ningún caso publicaríamos investigaciones de nuestros alumnos.
Ciangura, C., Carette, C., Faucher, P., Coenriched, S., & Oppert, J. M. (2017). Obesidad del adulto. EMC-Tratado de medicina, 21(2), 1-10.